Origen de la autoridad

Debemos reconocer que todo lo que hay a nuestro derredor tiene un comienzo o un lugar de partida. En la misma forma, la autoridad comienza en Dios, Él es la fuente eterna y fuera de Él no existe autoridad (Romanos 13:1-4). A-Toda autoridad humana se deriva de una forma directa o indirecta de Dios mismo. Él ha sido quien la ha instituido, sea directamente o delegado por medio de otras personas. 1. La autoridad de Dios es ilimitada, absoluta y universal. Como creador y sustentador, El está en todo lugar y todas las cosas existen por lo que El es. Fuera de Él no existe gobierno o autoridad; de Él mana la autoridad. (Esta es una verdad).1Ti 3:14-16: "Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad. E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria." 2. Dios se ha revelado a nosotros en diferentes formas y maneras, pero la más importante es por medio de su tri-unidad, en la cual nos revela las diferentes características de quién es Él. Dios como creador y sustentador no necesita que se le reconozca, más Él nos ha mostrado que cada una de sus manifestaciones tiene la misma autoridad e influencia dentro de la divinidad. 3. Su nombre "Yaweh" es traducido e interpretado en diferentes formas, tales como: Yehová, Dios, Señor, etc. Por medio de estas palabras en el Español, entendemos y aprendemos que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo mantienen la unidad y, a la misma vez, la singularidad de su autoridad. Jesucristo lo recalcó cuando dijo que el que lo mira a Él también ve al Padre (Juan 12:45). Esto nos demuestra ese mismo principio de representación en la autoridad. Jesús a sus discípulos les delegó autoridad. Lc 9:1-2; Sanó al siervo del centurión Mt 8:9-10; se admiraban de la enseñanza de él, por la autoridad Lc 4:32 B-Cada uno de los nombres de Dios, aunque sean diferentes, realmente no cambia la definición de que Él es y sigue siendo Amo, Dueño, Rey, Soberano y Señor de todo lo que existe y fue creado. 1. En las Escrituras vemos cómo el Dios Padre lleva sobre sus hombros la autoridad completa de la divinidad (ver Hechos 17:24; Juan 19:11; Santiago 4:7). 2. Él lidera en su soberanía todas las cosas, y por su voluntad existe todo lo que fue creado. Aunque no tendríamos problemas en creer con certeza que Dios Padre lleva consigo toda autoridad, de alguna manera algunos de nosotros podríamos considerar que el Espíritu y el Hijo son expresiones "inferiores" de la divinidad. Aunque suene incongruente, analizándolo personalmente es entendible por qué algunas personas podrían verlo de esa manera. Es lamentable que esto no sea enfatizado teológicamente, aunque dentro de la divinidad hay una singularidad: nuestro Dios, El Señor uno es (Deuteronomio 6:4). Humanamente queremos verlo en diferentes niveles y posiciones, más desde la perspectiva divina es una unidad perfecta y absoluta. C- Debemos comprender que entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no hay diferencia de calidad e influencia, aunque sí la hay en cuanto a la forma en que los tres se manifiestan y trabajan en este mundo y entre nosotros Ellos llevan el mismo honor y derecho, el uno del otro, porque se representan mutuamente. 1. El Espíritu no solamente viene de Dios Padre sino que es declarado como "el Espíritu de Cristo" (Romanos 8:9). De la misma manera, el que ve al Hijo ve también al Padre, quien lo envió (Juan 12:45). Para algunas personas el Espíritu no es nada más que un "siervo glorificado", el que lleva y trae para Dios. Aunque usted inconscientemente sienta eso, no cambia el hecho de que el Espíritu Santo es cien por ciento Dios, con todos sus derechos y atributos, el cual puede hacer como le plazca con nosotros y con esta humanidad. D- En la Palabra encontramos que el Espíritu, el cual conocemos, porque viene de Dios, es Señor; en el pasado lo fue, en el presente lo es y en el futuro lo será. Él puede "mandar" Hechos 13:2,4), "llamar" (Hechos 13:4) y "prohibir" (Hechos 16:6,7). 1. Aun si quisiéramos profundizar dentro de este punto, deberíamos considerar que al Hijo se le ha entregado "toda" autoridad, potestad y dominio sobre todo lo que existe. El Padre le ha cedido su lugar de honor e influencia en toda la creación (Mateo 28:18), sentándolo en el lugar de preeminencia sobre todas las cosas que existen dentro del reino de Dios. 2. Con Jesucristo las cosas cambian un poco más, porque Él es una combinación perfecta entre lo divino y lo humano. Nunca ha dejado su divinidad, pero tomó sobre sí verdadera humanidad (Filipenses 2:6,7), para que así pudiera cumplir con el plan de Dios de proveer en sí mismo la manera de satisfacer la justicia de Dios, vivir una vida ejemplar digna de imitar y, al final, morir una muerte redentora en la cruz por cada uno de nosotros. E- En la Biblia encontramos varias comparaciones que nos ayudan a comprender este principio, tal como los nombres que Jesucristo se dio a sí mismo: "Hijo de Dios", "Hijo del Hombre" , "Unigénito" y "Primogénito". Y características propias de nombres en que se manifiesta el Señor. 1. En realidad dos de ellos conllevan su función como hombre, nacido de mujer, revestido de debilidad, el cual es necesario en el cumplimiento de su papel y llamado como Salvador. Los otros dos nos hablan de su lado eternal y divino, la unión perfecta entre lo humano y divino conjugados en sí mismo 2. Dios, en su manifestación salvadora de Hijo, no es diferente del Padre y el Espíritu. En el Hijo se manifiesta la tri-unidad de Dios por medio de su nombre: el Señor Jesús Cristo. Jesús (Hijo) tiene todos los derechos y honores de ser "igual a Dios" , con toda la autoridad que eso conlleva (ver Hechos 2:36; 10:36; Romanos 14:9; 10:9,12; 1 Corintios 12:3 y Filipenses Su nombre humano Jesús está lleno de honor y respeto, porque no hay otro nombre dado a los hombres, por medio del cual podamos llegar a Dios. 3. Él es el Cristo, el Mesías, ungido por el Espíritu de Dios para el cumplimiento del plan eterno de Dios, llevándolo a la cruz para salvar a la humanidad de las tinieblas eternas. F- Su título y nombre de Señor denota el honor completo de la tri-unidad de Dios, porque Él no solamente es el creador y sustentador, sino también Señor sobre todas las cosas. Como Señor es el enviado y representante del Padre. El nombre Jesucristo (como hombre), lo consideraremos un poco más adelante, en un capítulo posterior. 1. En conclusión, debemos entender que sobre todo lo que existe hay tres autoridades supremas: la de Dios mismo, la de su Palabra y la de la conciencia. No nos confundamos; recordemos que la autoridad es singular en su naturaleza; el que la tiene la posee en todos los ámbitos de la vida, mas el que no la tiene, por haberla perdido, no la ostenta en ninguna de las áreas de su vida. 2. Ya establecimos que Dios mismo es la autoridad suprema. Podríamos añadir a todo esto que la misma Palabra de Dios es una de estas autoridades supremas. Nada que no esté incluido en la Palabra, o todo lo que esté excluido por la Palabra podrá ser aceptado o reconocido. Ninguno está obligado a obedecer dichas órdenes o leyes. 3. De la misma forma, hay personas que desean actuar autoritativamente, más están invalidando, contradiciendo o añadiendo a la Palabra; en esa acción están cancelando su propia autoridad. 4. Cuando un padre le pide a su hijo que haga algo que está invalidando la autoridad de la Palabra establecida, automáticamente está socavando y destruyendo lo poquito de autoridad que le queda. 5. Como un músculo, la autoridad puede ser ejercitada, adiestrada y engrandecida. Mas si no es utilizada correctamente, puede dañarse, limitarse e inhabilitarse, de tal forma que se le quitaría toda su capacidad de cumplir sus propósitos. 6. Lamentablemente, hay muchísimos líderes que actúan de esa manera, manipulando a las personas con distorsiones bíblicas, usando versículos para su propia conveniencia, forzando a los demás por medio de la *coacción, engaño y la mentira, contradiciendo la verdad de Dios, cancelando de esa manera su influencia y autoridad, que en algún tiempo habían recibido de parte de Dios. * Fuerza o violencia que se hace a alguien para obligarlo a que diga o ejecute algo. En Conclusión: También, algunas personas con influencia pueden invalidar la tercera de las autoridades supremas, la de la conciencia renovada por Dios. Dentro de ella Dios ha escrito su ley (Romanos 2:12,14-16 y 14:5,6), y por medio de la conciencia Dios redarguye y confronta a los individuos, instándolos a vivir y decidir voluntariamente a seguir los pasos y los principios que Dios ha determinado para sus vidas. Aun en los casos más extraños y difíciles, donde la conciencia todavía no ha sido desarrollada plenamente, podemos encontrar esa ley. Cuando una criatura ha sufrido algún ataque físico o sexual a manos de un padre u otra persona que represente alguna forma de autoridad, dentro de sí misma, en su conciencia, aunque aún no formada completamente, ya sabe y siente que lo que se le ha pedido hacer está incorrecto. Un individuo que hace algo así inválida no solamente su autoridad con esa criatura, sino también en forma general. A estos tipos de personas que no valoran la autoridad que Dios les entrega por su gracia, les es quitada. No nos debe sorprender que cuando hacemos lo que es contrario a los principios divinos o actuamos en oposición a las autoridades superiores perdamos, el respeto y el reconocimiento de dichas personas, y naturalmente, el de Dios mismo.

  • La Biblia nos enseña que, ahora que somos hijos de Dios, ¡tenemos la mente de Cristo (1 Co. 2:16)!
  • Así que no es una misión imposible lo que estamos considerando.
  • ¡Sí podemos tener mentes transformadas, sí podemos pensar de otra manera, nuestras actitudes sí pueden cambiar y, por tanto, decidir de manera diferente!